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domingo, 29 de junio de 2014


Conexion con el Alma 

Cuando somos pequeños, en nuestra infancia, generalmente hasta los 
seis años, nuestra Alma nuestro Ego y nuestra Yo-Personalidad, se 
encuentran integrados. Somos por fuera lo que somos por dentro. 
Nuestra Alma no es perfecta. Ella también está aprendiendo pero no ha 
perdido la conexión con las dimensiones superiores lo cual la mantiene 
en equilibrio, balanceada, y le permite el poder guiarnos. El Ego y el 
Yo no están balanceados. La función del Alma es mantener el equilibrio 
Alma-Ego/Niño Interior-Yo cada vez que este se altera. 
Esta conexión Alma-Ego/Niño Interior-Yo (*1) es realizada por nuestro 
hemisferio derecho del cerebro. 

¿Qué es el Ego? El Ego es nuestro Niño Interior. Tiene toda la 
sabiduría de nuestras vidas pasadas y su forma de accionar es 
protegiéndose ante lo que le da miedo. Activa todos los mecanismos de 
defensa para sobrevivir y tiene acceso a nuestro cuerpo, enfermándolo 
si es necesario, con tal que nos detengamos en producir lo que le está 
ocasionando miedo. No es consciente de que si nosotros morimos a esta 
realidad a causa de la enfermedad que él provoca por miedo, deberá 
regresar con nosotros al período entrevidas. 

¿Qué es el Yo? Es el padre o adulto en esta relación Alma/Ego/Yo, 
somos el responsable para tomar las decisiones. Para algunos es la 
conciencia. (Esta es la acepción con la que la consideraremos aquí). 

Cuando comenzamos a ir a la escuela, el sistema educativo comienza a 
hacer prevalecer el desarrollo del hemisferio izquierdo de nuestro 
cerebro, en detrimento del derecho. Somos premiados por memorizar y 
retener todo tipo de información. Nos volvemos lógicos . Con el 
tiempo, nuestro hemisferio derecho se atrofia y perdemos la conexión 
con nuestra Alma, que es la que mantiene el balance con nuestro Ego y 
nuestra Personalidad. 
La ruptura de esta conexión puede darse antes o después  de esta edad, 
pero el ingreso a la enseñanza escolarizada es un hecho significativo 
generalizado. 
Como todo es perfecto, si esto no ocurriera, si esta separación entre 
nuestra Alma y el Ego/Niño Interior y el Yo no ocurriera,  siempre 
seguiríamos las indicaciones de nuestra Alma y ella no crecería por no 
poder procurarnos nosotros los aprendizajes que ella necesita para 
crecer, aprender y evolucionar. 
Además el regresar a la conexión con nuestra Alma, luego de las 
experiencias de haber seguido las sugerencias de nuestro Ego y de 
nuestro Yo-Personalidad,  hace que este reencuentro sea mucho más 
fuerte y significativo. 

El Alma no es perfecta sino que fue herida y modelada por las 
experiencias dolorosas de muchas vidas pero a causa de que tiene 
acceso a la sabiduría de las dimensiones superiores permanece 
equilibrada. El Alma trabaja en su curación, trabajando en el Blue- 
print, el Plano Azul original (*2) firmando contratos con otras almas 
que le procurarán las experiencias que necesita para evolucionar. 
Luego, dos partes de sí misma, el Ego/Niño Interior y el Yo, actúan 
las experiencias que ella necesita para crecer y evolucionar. Cuando 
nacemos en este espacio tiempo, aparecemos en el Laberinto. Muchas 
veces reforzamos sus paredes una y otra vez, pronunciando nuestro 
encierro del cual decimos querer salir. 
Para comenzar a encontrar la salida, debemos conectar con nuestra 
Alma. Ella es la que nos puede sacar de él. 

Cuando se accede al camino de Ascensión, todos los días nuestro Yo 
inferior debe tomar decisiones. Cuando lo hace debe elegir entre 
seguir al Ego/Niño Interior o al Alma. El Ego/Niño Interior se maneja 
en base al miedo. El Ego puede ver únicamente lo que tiene ante sí, no 
sabe cómo crear una solución amorosa, llena de compasión y alegre que 
el Alma puede crear. El miedo nos hace retroceder. Sin embargo es 
necesario que lo sigamos muchas veces antes de que podamos seguir al 
Alma. 
Cuando nos enfrentamos con el hecho de tener que tomar una decisión 
con respecto al camino a seguir, siempre tendemos a elegir la opción 
menos penosa, el camino de la menor resistencia, el que aparentemente 
nos hace sufrir menos. Ese es el camino que por lo general nos muestra 
el Ego. Si asi lo tomamos, lo único que logramos es dar un rodeo, 
porque inevitablemente esta elección nos conducirá a toparnos con una 
pared de nuestro laberinto y a repetir indefectiblemente la 
experiencia que queríamos evitar. Esto que en apariencia es negativo o 
penoso, se puede transformar en una experiencia positiva porque tarde 
o temprano nos llevará a escuchar al Alma. 
El seguir al Alma nos permite acceder a encontrar la salida del 
laberinto, no por ignorar al miedo, sino enfrentándolo, ayudándolo a 
integrar al Yo y manifestar esta asimilación a través de la 
Personalidad ya no buscando evitar al miedo en el futuro. En este caso 
el Alma crece. 
Cuando el Ego/Niño Interior y el Yo siguen las directivas del Alma, el 
miedo se integra al Yo, el Alma cancela contratos y no activa los 
posteriores que se activarían si este contrato no se cancelara. 
Cuando el ser busca acceder a la misión del Alma luego de muchas 
encarnaciones, es cuando más se activan todos los miedos y contratos 
pendientes de ciclos kármicos abiertos (*3). 

Las Almas más viejas que hayan trabajado en su perfeccionamiento, 
deben abrazar su misión. La misión del Alma. El Alma tiene un nombre 
secreto (*4) que es revelado en estos tiempos. La vibración de este 
nombre es la que nos facilita abordar nuestra misión porque contiene 
vibraciones y la información total. Sin embargo no debemos olvidar que 
el nombre es sólo una palabra, es la potencialidad de ser, es el poder 
del fruto, podemos desplegar nuestra inteligencia para adquirirlo, 
pero de nada servirá si no nos tomamos el trabajo de hacer crecer el 
árbol que la semilla oculta y convertirnos así en el NOMBRE. 
Todos nosotros en alguna frecuencia escuchamos a nuestra Alma. Ella 
nos habla a nuestro corazón para que podamos encontrar el camino de 
regreso a casa. 




(*1) Alma-Ego/Niño Interior-Yo: las definiciones de estos términos 
escapan a la Psicología tradicional y se explican en este mismo texto. 
(*2) Blue-print, el Plano Azul original: es la huella que dejamos en 
el éter como patrón al encarnar y como matriz a la cual debemos 
volver. 
(*3) Ciclos kármicos abiertos: Encarnaciones con aprendizajes no 
resueltos cuyos contratos se vuelven a activar con los mismos seres 
pero con otros roles en esta encarnación con el propósito de que si se 
logra enfrentar el miedo con la ayuda del Alma, éste se asimile al Yo 
no temiendo ya más el enfrentarlo. Los ciclos kármicos abiertos son 
cinco, por lo general. 
(*4) nombre secreto: se refiere al nombre cósmico o galáctico. En 
algunos casos, hemos tenido ese nombre en una encarnación en la rueda 
kármica anterior (período de 14.000 años anterior a este ciclo) en la 
cual vinimos a cumplir la misión pero no logramos ascender. 
Ultima Actualización: 09/05/2003 
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